Tras 50 años de inactividad, Cumbre
Vieja despertó «sorprendentemente«,
con una erupción que se llevaba preparando bajo tierra cuatro años y que
aceleró su ritmo apenas ocho días antes de que se abriese la tierra. Así lo ha
explicado el vulcanólogo y profesor asociado del Queens College de la
Universidad de la Ciudad de Nueva York, Marc-Antoine Longpré, quien ha
analizado el proceso eruptivo para la Revista
Science.
Tras 50 años de
reposo, el volcán Cumbre Vieja, históricamente el más activo de Canarias, entró
en «un episodio eruptivo el 19 de septiembre de 2021, obligando a la evacuación
de 6400 habitantes y destruyendo infraestructuras por valor de más de 400
millones de euros», relata, pero «el
malestar volcánico comenzó en 2017«.
Esta erupción
llegó en una zona inesperada, Cabeza de Vaca cuando se había analizado Jedey
como zona más probable, y en semáforo amarillo de emergencia. «La explosividad sustancial de
la erupción de Cumbre Vieja es algo sorprendente porque el alcance de este comportamiento
no estaba claro a partir de los registros históricos de erupciones anteriores
de las islas Canarias«. A pesar de la sorpresa, celebra el vulcanólogo, »la
respuesta de emergencia coordinada de las autoridades locales que estaban bien
preparadas«, gracias a la experiencia en la gestión de crisis volcánicas durante
la erupción submarina de 2011 a 2012 cerca de la vecina isla de El Hierro.
Para Marc-Antoine Longpré, la erupción actualmente «no muestra signos de disminución«, la pesar de que las erupciones históricas han durado entre 3 semanas y 3 meses. Cuando termine, asegura, »la gente resiliente de La Palma se recuperará y reconstruirá sus comunidades«.
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