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Adolfina Mejia
septiembre 05, 2023
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Por: Lucila De la Rosa Rodríguez
ldelarosa20@gmail.com
¡Llegamos al mundo con todo resuelto! Mas sólo es así, cuando estamos en el vientre de nuestras madres. Ahí, todo nos llega de forma automática.
Al nacer comienza nuestro accionar para agenciarnos la vida. debemos saber chupar para comer, llorar para que atiendan nuestras demandas y así sucesivamente, conforme pasa el tiempo, aumentan los requerimientos para resolver nuestras necesidades como individuos.
La vida, poco a poco se convierte en una constante operación que nos lleva a ejecutar acciones a fin de obtener lo que necesitamos para subsistir. Es entonces, cuando nos llega el momento de ser proactivos y llevar a cabo acciones para lograr la eficiencia en el logro de nuestras metas sociales, personales y profesionales, esta proactividad debe ir acompañada de una dosis de autoconfianza y positividad para mantener firme en el tiempo y el espacio, el enfoque de nuestros objetivos.
Todo esto nos hace reflexionar sobre la socorrida frase: “Nadie dijo que era fácil”. Aunque común y popular, este refrán, salpicado de cierta profundidad, se refiere a la vida.
Como referimos al inicio de este artículo, desde que salimos del vientre de nuestras madres emprendemos un camino de acciones que pone de manifiesto nuestros niveles de disposición para asumir nuestras vidas, la manera de como la vemos y como enfrentamos el devenir de los días.
Definitivamente, de acuerdo con nuestro empeño, la vida nos hace más o menos llevadera. La negatividad retrasa o paraliza el progreso. La proactividad nos mantiene en el presente, nos enfoca y nos conduce hacia el trabajo requerido para lograr nuestros sueños.
El enfoque es primordial. Saber lo que queremos, lo que tenemos y el camino a emprender para lograr nuestras metas.
Ciertamente, nadie dijo que era fácil, pero tampoco es un camino que no se pueda recorrer, es asunto de acompañar la proactividad con positividad, gallardía, constancia y claridad, así, el camino se nos hace tolerable, de tal manera que los obstáculos se convierten en motivos de enseñanzas, nos aportan experiencias nos evitan errores futuros y nos hacen cada vez más fuertes.
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