Titulares

domingo, 7 de julio de 2024

Recuerdan en NY otrora comunicación RD


Por: Frank Núñez

PERSPECTIVA: La diáspora dominicana que hizo arraigo en la ciudad de Nueva York, definida con mucha propiedad como “la capital del mundo”, arribó a su nueva patria estadounidense en una etapa que los jóvenes soñaban con el advenimiento de un mundo nuevo, que extinguiría la pobreza, para dar paso a un sistema de justicia, auspiciador de la familia como núcleo central de una sana sociedad. 

Los componentes de esa generación, vieron en los medios de comunicación, la prensa en general, a los grandes predicadores de sus valores y proyectos sociales.

La inmigración dominicana a Nueva York a que nos referimos, se inició poco después de la Revolución de abril de 1965, período en el que la hermana nación norteamericana facilitó el visado a nuestra gente, como parte de la desmovilización que entendieron pertinente para dar fin el conflicto que culminó en guerra civil y luego en la segunda intervención militar estadounidense a la República Dominicana en el Siglo XX.

Una revisión al fenómeno de las oleadas dominicanas a la Ciudad de los Rascacielos nos permite establecer que el llamado “sueño americano”, ese que encarnó magistralmente el personaje humorístico “Balbuena”, del artista ido a destiempo, Luisito Martí, se mantuvo incólume hasta los años 80, década en la que el merengue se apoderó de sus calles, poniendo a bailar hasta a los flemáticos ciudadanos de cultura ”gringa”.

Hoy, ese merengue alegre y contagioso, de letras decentes y jocosas, ha sido sustituido por la coprolalia arrítmica del dembow y el reguetón.

Los 90 marcaron el inicio de un mundo nuevo. El sorpresivo derrumbe del socialismo en la Europa del Este, con el triunfo del “capitalismo salvaje”, cambió la geopolítica mundial. 

El nuevo orden removió todos los cimientos del otrora “mundo bipolar”, Internet, que era para uso exclusivo del espionaje desde los años 50, comenzó a volverse popular, sin que ni siquiera nos imagináramos que llegara sostener las plataformas de vulgaridad mediática que sufrimos hoy, hasta el punto de que entre las grandes preocupaciones que tienen muchos dominicanos decentes en Nueva York es la degradación moral que exhiben medios de comunicación en República Dominicana.

Con veteranos colegas periodistas radicados en la monumental Ciudad de los Rascacielos como Erasmo Chalas, Cristino Guerra, Erick Gutiérrez, Rafael B. Brito, Ramón Ramírez (Míster Dj1), Juan Núñez, la servidora pública Milbia Chalas y la museógrafa María Alcántara, comentábamos sobre el apego del dominicano en el exterior a su cultura dominicana, superando en muchos casos a los que nos mantenemos en el terruño, convencidos de que no existe una tierra en la que nos sintamos más a gusto que la nuestra. 

La apreciación parece encantar al propio cónsul general Eligio Jáquez, a quien vimos cantar de viva voz el Himno Nacional dominicano antes de iniciar sus labores de lunes junto a su equipo de trabajo.

En Nueva York se siente vibrar el alma dominicana, desde el aplauso estruendoso de los pasajeros que arriban por el aeropuerto John F. Kennedy, con diálogos bullangueros sobre lo que hicieron en sus vacaciones en Quisqueya, hasta de lo que se proponen realizar al retornar a su segunda patria. 

El merengue, la bachata y la bandera tricolor se encuentran en avenidas, parques, plazas, autobuses y trenes, mientras sancochos, chicharrones, yaniqueques, locrios, moros, longanizas, mangú y tostones están a la orden del día en restaurantes de Manhattan, Brooklyn, El Bronx, Corona y Washington Heights.

Los interactivos del programa de televisión “Entre lo Uno & lo Otro”, que se produce para los canales de Visión Global TV, reportaron su regocijo por la entrevista que nos hiciera los colegas Chalas y Guerra, donde además de analizar temas de la política internacional y local, presentamos obras dominicanas como nuestro ensayo Motivos para no mirar atrás, los libros de cuentos del fenecido general, escritor y abogado higüeyano, José Rijo, junto al titulado Filosofía del Hombre Burro, autoría del jurista y escritor, orgullosamente mocano, Julio César Castaños Guzmán.

La actitud del dominicano en Nueva York es de que está en una sociedad forjada en el trabajo. Para divertirse tiene que hacerlo “al brinco e la pulga”. 

Pero sueña que algún día retornará al terruño querido, con tiempo para divertirse y descansar. Pero le abruma el hecho de que en un país que pariera comunicadores como Orlando Martínez, Gregorio García Castro, Rafael Herrera, Pedro Pérez Vargas, Freddy Beras Goico y Yaqui Núñez del Risco, la comunicación haya caído en manos de gente sin el más mínimo criterio de la ética, convirtiéndose en la plataforma de la vulgaridad, la violencia y las malas costumbres. Por lo menos, pude decirles a mis interlocutores, en mi más reciente viaje a Nueva York, que la sociedad ha comenzado a despertar frente al fenómeno, por lo que hay esperanza de retornar a la decencia, poniendo fin a la coprolalia mediática.

« PREVIO
SIGUIENTE »

No hay comentarios

Publicar un comentario