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Adolfina Mejia
agosto 02, 2024
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Por: Emilia Santos FriasHuir de la historia que te frena y lanzarte a la que estás dispuesto a crear, es uno de los axiomas conque la empresaria Oprah Winfrey, nos alienta a conquistar metas personales y profesionales. Yo agrego, con la que nos insta a no mantenernos estáticos, sino, a marcar diferencias.
También a dejar atrás el miedo a intentar y obtener cosas nuevas. A innovar. De eso se trata el mundo actual: innovación; con ella, somos parte de ese cambio que queremos alcanzar a nivel global. Nada es permanente a excepción del cambio, decía el filósofo Heráclito.
Un cambio que en esta Era de la Conectividad y la Información puede verse fácil, pero no; pudiera estar aprisionado porque las audiencias están embebidas de la economía de la atención, que les mantiene alienadas y apáticas. Les ha robado identidad y patriotismo.
Por eso, hay que hilar fino y enfocarse de forma permanente en lograr los objetivos propuestos. En el caso de las y los periodistas, para poder comunicar, informar lo que se desea, y con ello, hacer contribuciones a la garantía de derechos inherentes.
Alzar nuestras voces en esa construcción de historias permanentes. El habla como proceso comunicativo integral. Con discursos claros, cercanos, oportunos y veraces de cuanto ocurre a nuestro alrededor. Porque las y los periodistas somos hacedores de historias de bien hacer, que transforman el mundo para bien, si son bien construidas; contadas. Apegadas a la verdad y la ética. Es un compromiso y el legado social.
En tal razón, como profesionales con responsabilidades especiales: proteger derechos, fomentar y exhibir deberes. Generadores de cambio, también al impulsar gestión y liderazgo multigeneracional, debemos evolucionar, innovar dentro de los medios de comunicación de masa.
Aprender y utilizar de la actual cuarta revolución industrial, sus nuevas tecnologías, porque ellas, son parte importante del cambio que gestionamos conseguir en la sociedad. El Internet, uso de Inteligencia Artificial (IA) y sus herramientas de aprendizaje de las máquinas o Machine Learning, que fortalecen nuestras competencias profesionales, desde su uso ético y normado.
Cambiar es parte de este trayecto que llamamos vida. La vorágine tecnológica que vive el mundo en la actualidad, así lo confirma. No habla de innovaciones en todas las ciencias y quehacer profesional…
Pero, en ese cambio debe permanecer nuestra esencia humana. Abrazar las tecnologías sociales en el trabajo, como aliadas. Nunca para hacer uso incorrecto; falto a la ética o para invisibilizar derechos fundamentales. El panorama de las fake new muestra deshumanización, en eso no podemos caer.
De manera que, desde el periodismo que investiga problemáticas comunes entre los Estados; ese que cuenta y hace historias que fomentan cambios sociales, de vida, y que nos hace crecer como nación y seres del mundo. Se logran transformaciones cuando somos capaces de asumirlas de forma positiva; con una conversión de nuestras opiniones, al abrirnos al progreso.
Mejorar es cambiar, decía Winston Churchill, uno de los políticos más influyentes del siglo pasado, y que logro cambiar el rumbo de la nefasta Segunda Guerra Mundial. Para alcanzar bienestar colectivo es necesario hacer cambios a menudo. Sin este es impensable saborearlo.
En ese sentido, en esta Era de la Información, desde el periodismo reinventado, más consciente de las problemáticas tradicionales y las emergentes que pululan en el mundo. Además, abrazado a tecnología avanzadas, continuamos como hacedores de historias que impactan la vida de las personas, que les permiten tomar mejores decisiones.
En suma, hoy el periodismo inmersivo y su newsgames hace aportes al cambio. Cuenta historias en medios tradicionales y redes sociales. Hace narrativas transmedias: texto, podcasts y vídeos.
Difunde reportajes basados en storytelling, es decir narraciones, historias o sucesos. Además, proyecta scrollytelling, que con técnicas de diseño web, mapas, gráficos o infografías elabora y divulga relatos que favorecen cambios de comportamientos en la sociedad. Porque, sin lugar a duda, las transformaciones siempre constituirán ley de la vida.
Hasta la próxima entrega.
La autora reside en Santo Domingo
Es educadora, periodista, abogada y locutora
santosemili@gmail.com
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